miércoles, 25 de abril de 2012

SIN ACENTO

Se hacen las cosas tarde, si se hacen. Se hacen las cosas mal, no se sabe, pero se sospecha que a conciencia. Se ha ido descapitalizando la entidad. Se ha ido dejando sin espíritu ni garra al equipo. Se ha ido dejando sin raíces, sin identidad, sin columna vertebral, sin líderes... se le cambió a capricho el escudo, se ningunea y se le toma el pelo a la afición... hemos pasado de celebrar triunfos y trofeos a celebrar una permanencia y un ascenso... cada hilo de esperanza es un clavo ardiendo al que aferrarse para que perviva cual perenne aguja de pino, el secuestrador de nuestras alegrías, de nuestros sueños, de nuestro equipo... lo que ahora es su SAD, su capricho, su negocio... un día fue orgullo, bandera, símbolo y una prioridad en nuestras agendas.



Si se puede... Sí, se puede... parece lo mismo, pero SIN ACENTO y sin la pausa de la coma, es tan diferente el significado de las palabras como lo que fue el Real Zaragoza y lo que es el Zaragoza de Agapito

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El "todo vale", el "si cuela, cuela", el arte de birlibirloque manejado con los dedos prestidigitadores de asesores preparados y de su confianza, manejando los hilos de la trama que se concibe para que acabemos aplaudiendo (los de siempre que nunca ven el momento adecuado para actuar ni protestar) o abucheando (pero viéndonos las miradas inquisitoriales de buena parte de los que nos rodean, como si protestar fuera algo que no puede ni debe hacerse en situaciones intolerables, de manifiesta manipulación, injusticia y que para más inri dibujan una burlona sonrisa en la jeta del artífice del hundimiento con su pezuña de corcel atilano).






En plena lucha por el milagro de la permanencia, intentando parar el reloj y buscando la calidad, las fuerzas, el remate, las ideas, el toque y demás carencias que han adornado a la plantilla creada con un fin predeterminado, y que la mejoría previa al irremisible fin nos ha hecho creer y acuñar, gritar y repetir hasta creer con una fe perdida, pero recordada en los segundos finales de la Recopa, en la antesala del gol de Galletti y de tantos y tantos momentos de la Historia del Real Zaragoza, en la que la grada ha mantenido con firmeza a un equipo con calidad y ganas para triunfar: "SÍ, SE PUEDE", "Sí, SE PUEDE", "Sí, SE PUEDE"...



Hemos perdido el acento. Queremos que nos vean sumando para hacer que el equipo sume. Hasta los bares son fiel reflejo de la desidia y el abandono (basta ver las cifras de la afluencia durante el Mallorca-Real Zaragoza y la posterior en el Barcelona-Real Madrid). Podría prepararse una defensa en base al gusto por ver buen fútbol, pero maño, no me jodas que lo quieres ver llevando la camiseta del Barça o del Madrid, ¿dónde está tu conciencia para recordarte lo que coreas de la canción de Colectivo?: "Cuando voy por la calle y me preguntan...".



¡Ay, don José Luis! ¿A dónde irá a parar todo esto? Alguna jotica buena habrá que dedicarles a los que entierran la cabeza como el avestruz y ocultan sus raíces y sus sueños infantiles en camisetas con colores "foranos".



Ayer viendo al Chelsea en el Nou Camp no podía por más de acordarme de aquellas palabras de Bilardo: "Písalo, písalo". No era un fútbol de salón, pero cómo nos divertimos paseando el orgulloso león por los campos de Europa y acabar recibiendo el trofeo mientras sonaba, por vez primera en ese momento el "We are de champions". Aquel fútbol hablaba español, con diversos acentos de la geografía española y la sudamericana. ¡Qué oportunidad perdió el añorado presidente de haber estado más despierto y haber echado mano de la publicidad de sus colchones para mejorar algunos contratos que nos hubieran mantenido en la élite europea en lugar de sólo "tocar chufa"!



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