domingo, 25 de abril de 2010

NO HAY PEOR CIEGO QUE EL QUE NO QUIERE VER


Tras el sibilino arbitraje que sólo los internacionales de Victoriano saben bien como realizar, "Untado" Mallenco sigue acumulando méritos para llegar a lo más alto (Yo propongo mandarlo al Sol, pero de día). El arbitraje hubiera sido una excusa más eficaz si la organización, planificación y toma de decisiones en cuanto a a la confección, composición y citación en las convocatorias de la plantilla actual del Real Zaragoza S.A.D. tuviera el más mínimo ápice de esentido común aplicado a ello.

Cada vez me parece más que el esperpento permanente que cita Riverola (ahora toca remar para salir a flote y creo que su opinión no ha cambiado, simplemente se reserva) se convierte en una de aquellas películas que protagonizaban Gene Wilder y Richard Pryor, con títulos tan sugerentes como: "No me chilles que no te veo", en la que un sordo y un ciego intentan salir adelante, ayudándose.

Si a la mala planificación, el ninguneo de los canteranos (de probada calidad, de escasas pruebas que no permiten emitir un juicio, o, simplemente por inexistencia de pruebas ni oportunidades, al tiempo que se esgrime: "Si no son capaces de ganar en Tercera División, ¿cómo van  a hacerlo en Primera?". Mientras, punto a punto, y ocultándose tras la corta manta con la que cubrirse en defensa y que sólo la suerte o la apuesta individual (contra la "natura" de Gay y sus específicas instrucciones) permite tener contadísimas ocasiones en ataque y con ello: GOLES (Lo pongo en grande para que vean hasta los que pudiendo, no quieren ver).

Las lesiones y sanciones, siempre fuera de toda previsión, vienen a mermar la endeble pantilla zaragocista ante el "rouge" final que obliga a esforzarse para conseguir más puntos que los rivales. Aquellos que cuando se podía, se dejaron escapar, ante la anuencia y disculpa de quienes se conformaban viendo que había tres equipos peores a una distancia de puntos que dejaba respirar. Es lo que tiene el exceso de confianza: que siempre se paga.

Las advertencias para conseguir cuanto antes los 44 puntos eran acalladas con los "hay tiempo", "no vamos a volcarnos en ganar para perder el punto del empate" y frases de corte similar que se han estado escuchando hasta que "los que no se han dormido" han ido retirándonos poco a poco el colchón hasta dejarnos en el frío y duro suelo.

Quedan 4 partidos, 12 puntos, menos de los que se han derrochado desde el 1-3 en Tenerife, por no citar las "batallitas" entre Marcelino (a quien el fútbol tenga en su gloria, la de entrenar equipos cuyas aspiraciones se puedan colmar sin ver fútbol, y donde el centro del campo no sea más que un formalismo de nomenclatura futbolística) y la cada vez más escasa directiva, que por fín, se ha quedado en el unipersonalismo de Agapito y los, se supone, consejos de sus "Consejeros", que no Consejeros del Real Zaragoza (y no lo digo por su procedencia del seno de empleados del Real Zaragoza, en el que don Francisco Checa merece un apartado, y qué decir del "rojillo" (por la contabilidad que maneja) Porquera. El día y la noche, el servicio y el servirse, Checa y Porquera. 

Para querer tanto al Real Zaragoza, don Agapito Iglesias se ha confundido de despacho, y en lugar de entrar al de un consejero matrimonial que le ayude en su relación con la afición, instituciones, abonados, peñas, y todo lo que es el Real Zaragoza desde el punto de vista del sentimiento y no del mercantil, ha entrado en el de un perito... agrónomo en lo contable, sillonbolero en lo deportivo (si alcanza por lo menos a tener conocimientos como espectador), y con la sensibilidad de un "asesino en serie" que va matando todo sentimiento zaragocista en las proximidades de Eduardo Ibarra. Y en lo mercantil, lo que debería ser su "fuerte", ni tienda con servicios por internet que acerquen todo el club al abonado y al aficionado, ventas de jugadores muy por debajo de claúsulas e incluso de precios contables, lo que aseguran pérdidas y aumento de deuda al disminuir los ingresos frente a los gastos. Parece más una labor de "zapa" por "acoso y derribo" que un "vamos a sumar" en el sentimiento y en lo contable.

Las señas de identidad de lo que un día fue el Real Zaragoza, por símbolos, filosofía, personas y carácter, en la lucha, en el trabajo y en lo ARAGONÉS van desapareciendo paulatinamente, con una pobreza de espíritu que acabará cuando alcance al único patrimonio que no puede vender Vd. don Agapito: LA AFICIÓN.

La afición zaragocista, es como a los Reyes de Aragón, la Nobleza y su Pueblo, se es más grande CON ELLOS : "Nos que somos tanto como Vos, pero juntos más que Vos, os hacemos principal entre los iguales, con tal que guardéis nuestros Fueros y libertadas, y si no, no".

No habéis guardado nuestro escudo, nuestro Real Zaragoza (vuestro no por cuna, sino por mandato imperativo (¿dónde están los títulos y el dinero necesarios para documentar la operación de la sólo Vd, Alfonso Solans y los oscuros mediadores saben cómo fué?), ha perdido su identidad, el respeto de sus rivales en el campo, y de los demás Presidentes de los clubs  (o SAD)  en negociaciones, reuniones y acuerdos. El equipo es una casa de p... sin dueña, que ha olvidado la filosofía de juego y ha perdido sus señas de identidad y de identificación con la afición. Por el momento permanecen el nombre y los colores, de lo que hasta de ésto empiezo a dudar en su permanencia. Por ello, por no guardar lo que se os fue "dado" con unas condiciones que a la vista está que a día de hoy ya no son tales, le pediría que buscara una honrosa salida para usted y para nuestro Real Zaragoza, y que quienes pergeñaron poner en sus manos al Real Zaragoza, dispongan de más conocimiento y atino a la hora de buscar soluciones que permitan, al menos, salir del bache y al mirarnos al espejo: renocernos.

Como diría un buen amigo, peñista y forero de losblanquillos.com (Va por tí, Luis Angel):

"¡QUE SOMOS EL REAL ZARAGOZA, HOSTIA!"

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