
En la rueda de prensa de la mañana del viernes Marcelino se ha quejado de los malos arbitrajes. Más concretamente pide ecuanimidad con respecto a algunos medios de comunicación a los que ha tildado de ser "más papistas que el Papa".
Si bien parece una excusa, si lo miramos bien, tiene razón. Ya he vcomentado alguna vez que la validez del gol anulado a Pulido hubiera cambiado y resuelto el partido frente al Hércules. Si encima de andar escasos de recursos nos quitamos las pocas razones para "caldear" La Romareda y presionar, si el equipo responde, para conseguir la victoria.
Marcelino debe desconocer la sempiterna lucha del Real Zaragoza ante el maltrato arbitral, pero la orfandad que sufre la afición no le obliga a consentir a cualquier "padrastro" que le venga a manejar como un títere a su antojo.
Marcelino está confundiendo motivación y presión, y eso: es malo.La afición maña es veterana y ha heredado generación tras generación el buen gusto por el fútbol. Nadie antes que un aficionado zaragocista para reconocer a un mal árbitro y diferenciarlo de uno malicioso. Pero esta afición que ha silbado hasta al Magnífico Lapetra, no disculpa la cobardía ni la dejadez.
Lo de los arbitrajes, en "petit comité" con los medios informativos y de manera relajada encontrará su justo término medio.
Menos lamentaciones con lo que ya no tiene remedio y ¡a ganar al Alavés!
manolomel
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