En el argot taurino desde siempre se ha conocido al momento decisivo de una faena como la “hora de la verdad”, sobre todo en la suerte de “entrar a matar”, que es la que otorga o retira la consecución de trofeos (orejas y rabo).
Marcelino, que ayer se “descolgó” con unas declaraciones que, no estando carentes de veracidad, han salido a la luz, no cuando le debían haber servido para “poner las cartas bocarriba”, al principio de la temporada, y sí ahora, en las que además de dejar clara su posición y de creerse amparado por la afición (ya que todavía no se ha escuchado:¡Marcelino, véte ya!), intenta salvar su prestigio y valoración, dado que una intempestiva salida del Real Zaragoza tras los resultados cosechados en la actual temporada, sin duda, le devalúan como entrenador de cara a futuras negociaciones. ¿Y si se deja de jugar “al escondite” con las alineaciones y pone a cada jugador en el lugar que mejor puede rendir y elabora un planteamiento más acorde con las escasas posibilidades que le ofrece la plantilla de la que dispone? En cada partido salimos con más de un jugador “lesionado” física o mentalmente, o con “minusvalía” para cumplir la misión que se le encomienda. ¿Quién es el culpable de que ocurran estas situaciones?
Espero que Marcelino recapacite y alinee para ganar y se deje de “cubrir el expediente”.De que la tarde acabe entre pitidos y almohadillas o con salida a hombros depende en buena parte de la sinceridad de las palabras de Marcelino y los jugadores a la prensa tras la reunión de los jugadores en
Agapito, también lidia su toro. Por las noticias últimas y por sus actuaciones en las últimas temporadas ha sido al que parece haberle “tocado el peor lote”. Pero los grandes matadores siempre han comentado que no hay toro malo, sino falta de conocimientos por parte del torero. Es decir, saberle sacar partido al toro que le ha tocado en suerte haciéndole la faena que puede dar y no intentando hacer la faena que el torero quiere y que las facultades del toro no alcanzan. Hasta ahora parece haber lidiado “sus toros” mirándose al ombligo. Buscando su satisfacción personal, sin pensar en el toro ni en el público. ¡Y así le va!
Los grandes maestros buscaban consejo y pausa tomando un vaso de agua en el cambio de tercio, sin perder de vista al toro, y palpando el ambiente del graderío. Tomaban las medidas oportunas, paso a paso, una por una, y, podían llegar a lograr “darle la vuelta a la tortilla” consiguiendo hacer una faena al gusto del graderío.
Agapito ha podido solicitar consejo, incluso acaba de formar un “senado zaragocista” compuesto por ex-jugadores de unas laureadas y pretéritas épocas (Magníficos y Paraguayos) y se echan de menos a jugadores como los de “
Extraña mezcla de fútbol y política, como la de fútbol y ladrillo. El ladrillo que históricamente, cuando ha ocupado la presidencia del Real Zaragoza, ha levantado algún “muro” entre ellos y la afición, siendo los presidentes que más han “construído” para el Real Zaragoza los más lejanos al mundo del ladrillo.
¿Quién es el “Esquilache” de Agapito? ¿Quién aconseja a Agapito en contra de la filosofía futbolística que ha imperado en el Real Zaragoza? ¿Quién ha desempolvado el “Despotismo Ilustrado” para acabar en la ruina económica y deportiva?
Las medidas que esperaba que tomara el dirigente (o al menos “cabeza visible”) del Real Zaragoza era que se deshiciera de todo lastre de despacho que le fuera posible y que empezara a “hacer campaña” permanentemente rodeado de zaragocismo. Que “palpara” el ambiente y se “empapara” de él, y así, conociendo a la afición y sabiendo lo que siente, empezar a “construir” un Real Zaragoza cada vez más grande y sobre todo SANO.
En la filosofía del Real Zaragoza ha imperado siempre el gusto por el fútbol de ataque y la vitola de “matagigantes”, y mantener la figura de símbolos y líderes en el vestuario que son los que en los momentos difíciles son capaces de “dar la cara” y “echarse el equipo a las espaldas”.
En cuanto a Poschner nadie sabe a ciencia cierta cuál es su función y misión en el Real Zaragoza. Tras la primera semana de apertura del mercado de invierno sabremos si ha venido a trabajar o simplemente a percibir una nómina. Si ni ficha, ni apacigua, ni marca límites o metas, ¿a qué se dedica?
Podría seguir nombrando más cargos como Herrera, Prieto, Porquera, etc., que incrementan los costes de personal y no dan los frutos de acuerdo a su remuneración. Hablando de remuneración : ¿cómo está el problema de los pagarés con los jugadores? A ver si todo el problema va a ser el dinero. Menos alarde de facturación y más hacer frente a los pagos. Cuando se es el “dueño” se es con todas las consecuencias, “en la salud y en la enfermedad”, “en el negocio y en las deudas”...
La afición parece estar de acuerdo en actuar contra
Y nos faltan los toreros que salen “al ruedo”, los jugadores. Algunos parecen haber olvidado que lo son. ¿Qué les pasa? La dinámica de la derrota, la falta de conjunto, la falta de un líder,… Excusas no faltan. Hora y media de reunión da, si se quiere, para decirse muchas cosas y aclarar la situación. La verdad puede doler, pero más vale un rato colorado que ciento amarillo. Es decir, más vale un momento de sonrojo o indignación, pero que recapacitando y aunando fuerzas , consigan que todo funcione como un engranaje y que algunas piezas dejen de chirriar. Si nadie dice nada los defectos acaban por convertirse en habituales y adquieren rango de costumbre. La calidad que parece faltar en la plantilla podría encontrarse “puesta a plazo” y éste ha vencido. Una vez conseguidos los réditos hay que plantearse en qué y cómo invertirlos. Un esfuerzo tiene más rentabilidad que reservarse. ¿Reservarse? ¿Para qué?
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