Los largos recorridos desde el último cuarto, o desde un poco más atrás del mediocampo para el desafortunado islote al que se le confiere el "poder atacante" con un centro del campo que recupera y pierde, salvo cuando las bandas están inspiradas y ocupadas por jugadores que saben dar un pase o poner un buen centro al área, cuando hay tiempo para que llegue algún compañero o cuando se efectúa el lanzamiento de una falta o un córner... ¡poquicos! porque apenas se suele llegar o fruto del cansancio, la desesperación y la falta de apoyos se termina por caer o tropezar ante el más mínimo empujón o carga.
Habrá quien se quiera seguir engañando y quiera ver una mejoría que sólo es fruto, como en partidos anteriores, de la relajación del contrario o de un respeto a una historia por parte de jugadores y entrenadores con algo más que su ambición personal y que saben que hoy estás aquí pero mañana puedes estar en otro sitio.
Seguimos desangrándonos por el centro. Con superpoblación pero sin unas ideas claras y concisas que se ordenen con una prioridad y se apliquen según se plantee cada ocasión. Ni jugadas ensayadas, ni cambios para mejorar, ni jugar mejor con diez (como en otros partidos). Se echan en falta muchas carencias que unir al agujero económico y que afectan a calidad, arraigo y rasmia. Ni ante el peor Barcelona de los últimos tiempos (muy superior al mejor Real Zaragoza desde la plantilla más cara de la historia hasta la fecha ( en un constante "arrastrarse" sin que se consiga dar con la manera de solucionarlo, y sí con muchas de empeorarlo ).
El sábado el Valencia, que nos esperará con ganas de hacernos pagar los "platos rotos" que hoy le ha dejado el Mallorca, enardecido si encuentra pronto franco el camino a la portería del Real Zaragoza nos puede hacer un roto importante que castigue más la frágil moral de la plantilla que la de la afición con otro resultado negativo más. Se esperaba tener la suerte que hoy ha tenido (y trabajado con un certero contraataque) el Mallorca, cogerles eufóricos y desprevenidos... ¡lo dudo y mucho!
Antes tenemos el partido de ida frente al Betis. Un Betis crecido y lanzado y con algún ex-zaragocista con ganas de "hacerse valer". Apelando a la estadística, cada vez que el Real Zaragoza ha eliminado al Betis en la Copa, ha llegado hasta semifinales o finales... pero eso era antes de que "reinara" Agapito y de que las "Galias" (equipo, afición, directiva,...) estén más "enfrentados" que nunca en la larga historia del Real Zaragoza.
Ni catástrofes, ni milagros. El Real Zaragoza necesita a su gente. A los que acuden al estadio. A los que lloran con las decepciones y se alegran con los éxitos del Real Zaragoza. A los que lo siguen y no se averguenzan de ser del Real Zaragoza (aunque Agapito y su gestión económica, social y deportiva, pueda hacernos sentir vergüenza ajena por él y vergüenza por no poder o no saber encontrar la manera de que el Real Zaragoza vuelva a ser el "de siempre").
Ahora la piedra se lanza al tejado de la afición. El día del Sporting pude presenciar que el cambio de actitud en la grada es "escalofriante": Se me heló la sangre. Me ví como un "bicho raro" increpando al árbitro para "presionar" y contagiar a los "peñistas" que me rodeaban.
Cada cual es muy libre de expresar su opinión o de permanecer callado como mudo testigo de una ejecución, injusta para muchos, pero ejecución. El Real Zaragoza ha sido secuestrado y está siendo ejecutado ante la impasible mirada de buena parte del zaragocismo.
Si no se suceden acontencimientos favorables y compatibles con la vida del Real Zaragoza, no es profetizar, ni ser agorero, pero más que "pintar bastos"... habremos caído en "la calavera" y habrá que "volver a empezar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario